- Siempre que puedas compra los alimentos producidos lo más cerca posible a tu localidad. Ahorrarás embalajes y transporte.
- Cuando te sea posible, compra a granel. Así evitas embalajes innecesarios y decides la cantidad del producto que mejor se adecua a tus necesidades.
- Rechaza de plano los alimentos presentados en bandejas de unicel.
- Utiliza un cilindro o termo y rellenalo en casa: no consumas sin necesidad agua embotellada por medios o litros.
- En las bebidas y líquidos opta por envases grandes y, cuando sea posible de vidrio; si es retornable, mejor.
- Evita en lo posible los «brics» y envases de plástico.
- No compres nada que venga embotellado en PVC.
- No consumas «botes» de bebidas, compra botellas de vidrio reutilizables.
- Rechaza los alimentos que vienen en «bolsitas individuales» dentro de un paquete más grande.
- Declara la guerra a los «alimentos de diseño»: no son nutricionalmente buenos y por lo general vienen sobrempaquetados.
- Compra alimentos frescos, además de evitar envoltorios y envases, tu salud, tu paladar y tu bolsillo lo agradecerán.
- En ocasiones los envases (plásticos, botes, tetrabrics…) indican que son «reciclables», eso tan sólo significa que podrían ser reciclados, no que lo vayan a ser.
- No utilices sin ton ni son el papel de aluminio y «plástico de envolver». Cuando puedas reutilízalos.
- Evita en lo posible la comida «lista para calentar en el microondas».
FUENTE: www.eambiental.org